Parampampam

Muchos no lo contaron

Los reclusos del 3C habían logrado cerrar la reja. Era muy resistente, pero no tenían duda que los atacantes terminarían por forzarla. Tenían que huir, pero estaban encerrados. Al fondo había una reja, si podían arrancarla, podrían saltar. Eran tres pisos, más aún, tres pisos altos, pero de un salto de esos se sobrevive, si los llegaban a agarrar los atacantes, morirían.

- Vamos todos, tenemos que arrancar esta reja. Traigan todas las sábanas disponibles para que podamos jalar todos.

- Caucagüita y Ratón, busquen las armas disponibles, podemos usarlas para ganar tiempo. Disparen contra quienes se acerquen.

Mientras tanto, en el pasillo central del pabellón tres, los atacantes empezaron a tratar de derribar la reja. Consiguieron unas mazas para tratar de forzar las bisagras

- Fuerza muchachos, que esos miserables la van a pagar.

Cada golpe que oían dentro del 3C, para ellos resonaba como una sentencia de muerte. No necesitaban más alicientes para tratar de arrancar la reja de la ventana. Era una carrera de velocidad. Repentinamente sonó un disparo en el 3C. Ratón y Caucagüita sacaron de sus escondites las armas que tenían y dispararon para demorar a los atacantes, pero estos no se iban a detener.

- Latero, arroja la granada.

Un segundo después, ésta voló a través de la reja, cayendo cerca de la entrada de la celda desde dónde habían disparado Ratón y Caucagüita, y explotó, antes que pudieran cubrirse. Se oyeron dos gritos y el ruido de cuerpos cayendo. También un grito en la entrada. - Otra, que ya está cediendo - y un grito al fondo - más duro, o moriremos acá.

Los golpes fueron cada vez más intensos en la reja de la entrada del 3C, hasta que retumbó un sonido que atronó en todo el pasillo, un fortísimo golpe metálico de la reja cayendo sobre el piso de concreto. Un alarido y comenzaron a entrar los atacantes.